Dejemos que el tiempo corra y no nos importe lo que ocurra a nuestro alrededor, dejemos que la felicidad evite los males, dejemos que el aire nos vuele el pelo, que la muerte surja, que la gente grite, que tú grites con ellos, dejemos por un momento que el mundo se pare y nos fijemos en los pequeños detalles, dejemos que la mañana pueda ser también la noche y viceversa, vamos a permitir que el ego de nuestro enemigo se marchite, imaginémos por un momento que nadie es triste y que ningún ser vivo en el mundo conoce la maldad, dejémonos llevar por la música y que nos saquen a bailar, dejémos que pinten el cielo de rosa aunque sea imposible, dejémos que ocurra lo que tenga que ocurrir, vamos a permitirlo, pero nunca, nunca jamás, vamos a dejar que alguien que no nos merece nos haga llorar.
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